PUERTOS
POR UN PERÚ DEL
SIGLO XXI , Artículo escrito por Juan Esquembre- Economista
“La fotografía hoy del Puerto del Callao
era impensable hace apenas cinco años. Países vecinos como Chile y Colombia
están reclamando la formación de una Autoridad Portuaria Nacional y es el Perú
en los foros internacionales, el referente que pretenden imitar estos países”
Diario El Callao
27/11/12
POR UN PERU DEL SIGLO XXI
No es un
comunicado ni un manifiesto lo que escribo. Tampoco es una defensa de la
persona ni del cargo que ostenta el Alm. Boyle como Presidente de la
Autoridad Portuaria Nacional. No necesita Frank Boyle ningún acólito que le
defienda porque, entre otras cosas, de nada más que del servicio al Perú,
demostrado a lo largo de su carrera y como Presidente de la APN, se le puede
reprochar.
Lo que
pretendo trasladar con este escrito es la importancia estratégica que ha
tenido la modernización del sistema portuario peruano y que ha sido
posible gracias al modelo elegido y plasmado en la Ley de Puertos en vigor.
Nada es
perfecto y todo es perfectible, y el trabajo y la labor de la APN durante
tres mandatos presidenciales ha situado al Perú en el referente portuario de
Iberoamérica.
No es
casualidad que dos de los más importantes operadores globales estén hoy
operando en el puerto del Callao con importantes inversiones comprometidas y
proporcionando una calidad de servicio vital para la competitividad del
comercio exterior. En todo este proceso, la APN ha jugado un papel fundamental
y sin la cual no hubiera sido posible.
Querer
fragmentar la unidad de gestión del sistema portuario entre la Marina y la APN
no sólo es un tremendo error estratégico, sino que de cara al mundo portuario y
marítimo es querer iniciar un camino contrario al que han iniciado todos los
países de referencia. Francia, España, Italia, Chile, Colombia, México, Brasil,
Panamá, entre otros, que han separado claramente lo que es el negocio mercantil
marítimo y portuario de lo que son la esfera civil y la militar.
Y no es
ello un menosprecio a la importante función que tiene y debe tener la Armada.
Es simplemente una cuestión conceptual en la que los ámbitos han de estar
claramente definidos porque las decisiones que hoy requiere el comercio son muy
distintas en sus procedimientos y en sus contenidos a las que son propias de
una disciplina castrense.
Por
supuesto que a la APN le queda mucho camino por recorrer para ser una
institución fortalecida que afronte con profesionalidad y rapidez los retos que
la economía peruana tiene en este mundo globalizado. Roma no se hizo en un día
y la APN es una institución joven en proceso de maduración. Pero en ese
proceso debe tener la completa adhesión del Estado porque los problemas que hoy
tiene el puerto del Callao y el resto de puertos, son problemas de Estado por
encima de cualquier color político.
La
fotografía hoy del puerto del Callao era impensable hace apenas cinco años.
Países vecinos como Chile y Colombia están reclamando la formación de una
Autoridad Portuaria Nacional y es el Perú en los foros internacionales, el
referente que pretenden imitar estos países.
Existe el
Derecho Comparado y la Jurisprudencia de Tribunales Internacionales en donde se
manifiesta la importancia de una gestión unitaria de los puertos y sus
aguas a través de una Autoridad Portuaria como figura homologable en cualquier
instancia internacional.
Decidir
otros caminos no es una innovación sino una involución que situará al Perú con
una imagen internacional que no merece.
Es probable
que estas palabras puedan recibir la crítica y el reproche de personas que se
sienten propietarias de un sentimiento patriótico por haber nacido, vivido y
trabajado en el Perú. No es mi caso ciertamente. Pero el lugar donde se
nace es una casualidad y los sentimientos hacia un país no se regalan con un
pasaporte.
Tengo a
mucha honra mi pasaporte español. Pero el afecto y sentimiento hacia el Perú y
sus gentes me mueven a alzar humildemente mi voz para tratar de evitar unas
decisiones sobre el Sistema Portuario Nacional y sobre la Autoridad Portuaria
que considero un tremendo error.
Juan M.
Esquembre
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